cosmetologia


PRINCIPIOS ACTIVOS COSMÉTICOS 

“Cuando nuestra cultura alcanzó nuevos conocimientos químicos y del funcionamiento de nuestra piel, se profundizaron los estudios sobre los antiguos materiales y la tecnología irrumpió en el terreno de la cosmética”

Los cosméticos están constituidos por principios activos o fundamentales y vehículos.
Los principios fundamentales son aquellos cuya actividad determina la función del cosmético. Deben ser eficientes y seguros en la concentración de uso.
El vehículo debe aportar también propiedades similares y no inferir con la acción del principio activo.

Los principios activos pueden ser naturales, semisintéticos o de síntesis orgánica. Los productos naturales, pertenecientes a los reinos vegetal, animal y mineral, son utilizados desde los comienzos de la historia de la cosmética y muchos de ellos continúan utilizándose en la actualidad.
Cuando nuestra cultura alcanzó nuevos conocimientos químicos y del funcionamiento de nuestra piel, se profundizaron los estudios sobre los antiguos materiales y la tecnología irrumpió en el terreno de la cosmética. Desde pequeñas modificaciones de productos naturales hasta la síntesis completa de estructuras químicas idénticas a las naturales, con sus mismas propiedades (por Ej.: vitaminas, glicéridos, etc.) y productos de la biotecnología la ciencia cosmética continúa variando y enriqueciendo el caudal de principios activos, mejorando su eficiencia y seguridad.
Los principios fundamentales de uso cosmético son muchos y muy variados. Su acción y concentración determinan la función del producto.
Cuando hablamos de cosméticos naturales queremos significar que el principio activo es natural y muchas veces se cae en la confusión de creer que todo lo natural es vegetal, pero también se utilizan productos de origen mineral y animal.

Del reino mineral usamos óxidos, arcillas, talcos, cuarzo, etc.
Del reino vegetal ofrece infinidad de productos. Se utilizan distintas partes: flores, tallos, hojas, raíces, frutos, que aportan variadas propiedades cosméticas: hidratación, emoliencia, descongestión, antisepsia, color, perfume, etc. Algunos vegetales pueden tener principios tóxicos o irritantes y por eso no todos pueden ser utilizados en cosméticos.

Los extractos vegetales se obtienen por extracción con un solvente de los principios activos de la planta. Existen muchísimos extractos, entre los que podemos nombrar al aloe vera, manzanilla, caléndula, centella asiática, ginseng, algas, hamamelis, malva, pepino, tilo, etc.

Los aceites vegetales son mezclas de ácidos grasos insaturados, los cuales eliminan de la piel la aspereza y sequedad, brindando emoliencia, suavidad y luminosidad. Dentro del arsenal cosmético contamos con los siguientes aceites vegetales: aceite de germen de trigo (rico en vitamina E), de zanahoria (rico en R-carotenos), de jojoba, de palta, de rosa mosqueta, de oliva, de almendras y otros.

Los aceites esenciales son aceites que se evaporan con facilidad y dan aroma, muchos de ellos conocidos desde la antigüedad, y son la base de la perfumería. Actualmente son muy utilizados en aromaterapia.

EL REINO ANIMAL APORTA DISTINTOS TEJIDOS Y TAMBIÉN SECRECIONES Y DERIVADOS DE LOS MISMOS.

Proteínas: son muy empleadas. La mayoría de ellas no se utilizan enteras, ya que no son solubles en los medios habituales de cosméticos. Se usan los hidrolizados, que son los productos de la ruptura de las cadenas proteicas en polipéptidos y aminoácidos, placenta, lacto albúmina, caseína, etc.

Colágeno: es la proteína más usada en cosméticos. Forma parte constitutiva de la dermis. Se puede utilizar el hidrolizado y también las fibras de colágeno soluble, que son las cadenas proteicas enteras sin entrecruzar. El colágeno soluble se absorbe por la piel, es hidratante y normalizador del equilibrio acuoso, restaura la elasticidad de la piel, retrasando la aparición de arrugas. El hidrolizado de colágeno parte del colágeno maduro y actúa como coloide protector, protegiendo la piel de los agentes externos, por su acción humectante y reparadora.

ADN, ARN: en la célula, los ácidos nucleicos transmiten la información genética y sintetizan las proteínas. En cosmética utilizamos sus hidrolizados por sus propiedades hidratantes y protectoras de la piel.

Aceites animales: son muy tradicionales en cosmética. Actualmente se reemplazan por sus símiles sintéticos. El aceite de hígado de bacalao y de tiburón son ricos en vitamina A y D. El aceite de tortuga es rico en ácidos grasos no saturados, de allí su gran penetración y afinidad por la piel. Este aceite, así como el de cisne y el de visión, son reemplazados actualmente por el aceite de purcelina sintético.

Derivados de animales: se utilizan productos derivados de la abeja: miel, jalea real, propóleo; derivados de la leche, del huevo, de la lana de oveja: lanolina, etc.

Miel: su composición varía según la zona, pero en general contiene vitaminas, azúcares, sales minerales y oligoelementos. Actúa como humectante y suavizante de la piel.

Jalea real: tiene mayor concentración de vitaminas, proteínas y minerales que la miel. Tiene acción nutritiva y activa el metabolismo celular.

Propóleo: tiene propiedades antioxidantes y cicatrizantes. Es levemente antiséptico.

Vitaminas: fueron incluidas empíricamente en los cosméticos desde hace muchos años. Los conocimientos actuales permiten asignarles funciones específicas a diversos compuestos vitamínicos usados en forma local. Pueden ser de origen animal o vegetal. Actualmente se utilizan mucho las vitaminas sintéticas.

Vitamina A o retinol: en la piel, la vitamina A es un factor normal de crecimiento y diferenciación. Tiene una acción estimulante sobre las células vivas de la epidermis. Por su acción local se la ubica dentro de los productos antioxidantes, emolientes y revitalizantes. Ayuda a corregir condiciones de sequedad y descamación de la piel, como restaurador de tejidos dañados y para aumentar la renovación celular.

Vitamina B5: es el alcohol pantotenílico o pantenol, que es un componente normal de nuestra piel. En cosméticos para la piel se lo utiliza por sus propiedades epitelizantes y emolientes. Es más importante en cosméticos capilares, donde se emplea en el tratamiento de los cabellos dañados o debilitados.

Vitamina B6: se emplea principalmente en cosméticos para el cabello, como antiseborréico y estimulante capilar.

Vitamina C o ácido ascórbico: es un cofactor indispensable en la síntesis del colágeno, proteína  esencial para la función sostén de la piel. Es un excelente antioxidante. Provee a la piel una defensa efectiva contra las radiaciones UVA y UVB, acción fotoprotectora y aclaradora de la piel. Actúa conjuntamente con la vitamina E en sus acciones anti- radicales libres.

Vitamina E o alfa-tocoferol: es antioxidante. Se vincula al manto epicutáneo (emulsión natural que protege nuestra piel) aumentando la acción protectora del mismo. Es un integrante normal de las membranas celulares, donde desarrolla su acción antioxidante. Mejora la retención de agua sobre la piel. Su acción cosmética es humectante, protectora, emoliente, antioxidante y "anti-aging". Se utiliza en productos anti-radicales libres y para involución cutánea, para prevenir arrugas, estrías y sequedad cutánea.

Vitamina F: no es exactamente una vitamina, sino la mezcla de los ácidos grasos insaturados esenciales. Está presente en los aceites en los aceites vegetales. Se utiliza en productos para involución cutánea. Aporta emoliencia, elasticidad y vitalidad a la piel seca o envejecida.




La miel se ha usado por siglos en la piel femenina. Gracias a sus propiedades humectantes, es utilizada para diversos tratamientos con resultados fabulosos.
Una de las máximas tendencias que caracteriza a este principio de siglo es la búsqueda de lo natural, de lo auténtico. A sabiendas de que hay un público muy sensible a estas propuestas, las empresas responsables de los productos de tratamiento investigan en sus laboratorios para incluir, dentro de sus fórmulas, ingredientes procedentes de la Naturaleza.
De este modo, la abeja y todo lo que ella produce en su colmena se encuentra es estos momentos altamente cotizada al ser el único producto 100% natural en cuyo proceso de elaboración no interviene la mano del hombre.
La miel es una de las sustancias más generosas de nuestra naturaleza. Los hombres la hemos usado desde el principio de la humanidad.
Este preciado y común elemento tiene propiedades sorprendentes. Es recomendada para todos los tipos de piel y, en función de con qué otros ingredientes se combinen, se puede aumentar su poder para alguna función específica.
Las ceras, azúcares y pequeñas cantidades de minerales que conforman la miel la convierten en un bálsamo idóneo para la piel. Así, al aplicarse sobre la piel limpia como una máscara facial, sella la humedad y se convierte en un gran limpiador facial. Además, sus propiedades antioxidantes ayudan a proteger la piel de los daños que producen los rayos del sol y también sirven para la recuperación de las pieles resecas y dañadas.
Humectante natural
"Gracias a su alto contenido de azúcar, la miel previene la sequedad de la piel y la hidrata profundamente...”
Un simple tarro de miel de abeja de buena calidad que sea totalmente natural es suficiente para mantener perfectamente hidratada nuestra piel. Según Pragna Chakravarti, directora ejecutiva del área científica de Jafra Cosmetics International “la miel de abeja es uno de los mejores humectantes naturales para la piel”. Además, la experta prosigue "gracias a su alto contenido de azúcar, previene la sequedad de la piel y la hidrata profundamente".

Por ello, la miel se utiliza en la elaboración de artículos cosméticos, como cremas, jabones y mascarillas que se destinan al cuidado del cutis, la cara en general y el cabello, entre otras aplicaciones. Además, la jalea real, producida por las abejas obreras para alimentar a la abeja reina y a las larvas de las celdas reales, tiene también propiedades benéficas para la piel por su alto contenido de vitamina B, proteínas, carbohidratos, lípidos esenciales, ácidos grasos y minerales. "Su composición es tan compleja que los científicos no han podido reproducir la jalea real en un laboratorio y hasta el momento no existen productos hechos por el hombre que reproduzcan sus extraordinarias propiedades regenerativas", denota Chakravarti.
Además de sus propiedades humectantes, la miel sirve bálsamo limpiador por su contenido de ceras, azúcares y minerales. También puede ser utilizada como antioxidante que protege contra daños causados por los rayos solares y como regenerador de la piel reseca y marchita. Pero ahí no acaba todo, ya que la miel puede ser antibacteriana y antiséptica pues también ayuda a la cicatrización y en los tratamientos del acné. Es hidratante e ideal para pieles sensibles.
Propiedades y características
Desde la antigüedad las grandes civilizaciones del antiguo Egipto, Grecia, Roma y México, consideraron la miel como uno de los tesoros de la belleza. Características importantes:
Bálsamo limpiador y suavizante por su contenido de ceras, azúcares y minerales.
Antioxidante protector contra daños causados por los rayos solares y un potente regenerador de la piel reseca y marchita.
Antibacterial y antiséptico que ayudan a la cicatrización y en los tratamientos del acné.
Humectante y antiséptico ideal para pieles sensitivas.
Rosie López, experta en belleza natural, explica que aunque la miel de abeja goza de todas estas propiedades, es importante saber cómo usarla para evitar cualquier reacción alérgica. Primero que todo, dice, nunca debe aplicar sólo miel de abejas sobre la piel. Debe mezclarla siempre con otros ingredientes naturales.
Asegura que para que las mascarillas con miel sean efectivas, deben aplicarse sobre el rostro limpio, libre de impurezas. Por ello recomienda hacerse mensualmente una limpieza profunda de la piel.
Tratamiento casero
1. Limpieza
Colocar agua a hervir en una olla extremadamente limpia. Cuando el agua logre su máxima ebullición, se le debe retirar del fuego y agregar unas hojas de lechuga y laurel.
Ante la olla, doblar el cuerpo de tal manera que la cara entre en contacto con el vapor que proviene del agua caliente. Éste abrirá los poros y facilitará la salida de impurezas.
Luego de esta operación, se debe aplicar un exfoliante de miel y seguidamente una mascarilla humectante.
2. Exfoliante facial de avena y miel
Ingredientes:
½ taza de miel
½ taza de avena
Preparación:
Mezcla los ingredientes y aplícalos sobre el cutis masajeando suavemente en pequeños círculos para no lacerar la piel. Luego dejar actuar la mezcla por 10 minutos y enjuaga con agua tibia, seguida de fría.
3. Mascarilla de miel para cabello seco
Ingredientes:
½ taza de miel
¼ taza de aceite de oliva (si tiene cabello corto, use sólo 2 cdas.)
Preparación:
Mezcla los ingredientes y aplica la mixtura en tu cabello. Ponte una gorra de baño y después de 30 minutos retírela y lávate la cabeza con champú y enjuague.
4. Bálsamo hidratante renovador
Ingredientes:
1 cucharada de miel
1 cucharada de aceite vegetal
¼ cucharadita de jugo de limón
Preparación:
En un tazón mezcle bien todos los ingredientes. Frota la crema en manos, codos, talones y donde sienta la piel seca Deja actuar por 10 minutos y luego enjuague con agua tibia.
5. Loción de ducha revitalizante con exfoliantes naturales
Ingredientes:
¼ taza de cuajada de leche (buttermilk)
¼ taza de miel
1 cucharada de aceite de pepitas de uva
1 clara de huevo
¼ taza de café recientemente molido
2 cucharadas de germen de trigo
Preparación:
En un tazón combine bien la cuajada de leche, la miel, el aceite de pepitas de uva y la clara de huevo. Agregue lentamente a esta mezcla el café y el germen de trigo y revuelva hasta formar una crema arenosa, pero carente de grumos.
En la ducha, frote la crema en todo el cuerpo con una toallita o una esponja para exfoliar
Enjuague inmediatamente.
(Fuente: Junta Nacional de Miel de Abejas de Estados Unidos)
La Apiterapia
La tecnología con la que se cuenta hoy en día en los laboratorios hace que los preparados apiterapéuticos puedan convertirse en productos cosmetológicos de primera calidad con bajísimos ingredientes químicos, por lo que carecen de contraindicaciones y pueden ser usados en todo tipo de cutis. Fue la doctora Aslan, famosa por ejercer terapias antienvejecimiento, la que en su Centro de Apiterapia de Bucarest (Rumanía), hizo los primeros ensayos mundiales sobre estos productos. Hasta allí acudían los privilegiados que podían permitirse su alto coste. Afortunadamente, ahora son muchas las firmas de cosmética que ponen a disposición de todos los consumidores los productos elaborados con la miel de forma popular.
Cosmética apícola. Las cremas con miel sirven para atenuar las arrugas y asperezas, y otorgan a la piel elasticidad y lozanía. Se aplican en tratamientos de acné, envejecimiento prematuro e irritaciones epidérmicas. También la apicultura se aplica en perfumes y tintes para el cabello.
En cosmetología, los productos apícolas se dividen en miel, cera de abejas, jalea real, propóleo y polen.

Miel: Se trata de un alimento predigerido, elaborado por las abejas a partir del néctar. Las abejas lo extraen de las flores y lo almacenan en su primer estómago. Allí es parcialmente digerido y convertido en miel.

Cera de abeja: Segregada por ocho pequeñas glándulas situadas debajo de su abdomen. La suave cera se vierte en ocho bolsitas en donde se solidifica. Una vez en la boca, las abejas trabajan la cera para formar las celdillas hexagonales que forman los panales. La cera de la abeja es un ingrediente que consigue disminuir la sensibilidad cutánea, rebajando la hiperreactividad de la piel al formar un filme protector sobre la piel y no permitir que la traspase ningún agresor externo. Los avances tecnológicos han conseguido que la pasta burda original de la cera se transforme en una textura delicada, similar a la epidermis, para que se funda con ella sin dejar rastro de su presencia.
Jalea real: Fluido pegajoso color crema, resultado de la mezcla de dos secreciones procedentes de las glándulas de las abejas obreras y la única fuente de nutrición de la reina durante toda su existencia. Esta sustancia está considerada desde la antiguedad como un elixir de juventud que podía «levantar a los muertos» ya que otorga vitalidad y dinamismo a los organismos cansados. Cosméticamente es el ingrediente estrella que no falta en los nuevos productos anti-edad.
Propóleo y polen: La primera es una sustancia resinosa que las abejas recogen de los árboles, mientras que el polen es extraído de las flores. En ambos casos se utiliza como suplemento dietético para combatir desde el cansancio intelectual o la fatiga crónica hasta el envejecimiento precoz.